LA COMUNICACIÓN DE LAS MALAS NOTICIAS
En la práctica diaria es frecuente encontrar en la consulta con comentarios como el abuelito(a) no sabe que tiene cáncer, o no le hemos dicho al paciente que se va a morir, o solo le han dicho que es una masita o una bolita, pero que lo que tiene no es grave y para concluir me solicitan, doctor, por favor no le diga la verdad, que donde sepa que tiene cáncer se nos muere. Conductas como las anteriores son sumamente frecuentes por parte de las familias y personas cuidadoras, incluso por algunos profesionales de la salud. En algún momento nos hemos puesto en el papel de ese enfermo que esta engañado, que ha creído que no tiene nada grave, que su enfermedad es pasajera, y que se está curando, pero que paradójicamente a pesar de los buenos pronósticos y las buenas noticias que les pintan quienes lo rodean, se sigue deteriorando, cada día esta mas enfermo, se siente morir, adicionalmente lo están viendo mas médicos en los últimos días de los que lo han visto en toda su vida, le ha mandado mas exámenes de los que requiere un sujeto enfermo y sumado a esto le están suministrando un exageración de medicamentos que parecen no controlar la no mortal enfermedad que está padeciendo, la cual no lo llevara a su muerte, además está recibiendo mas visitas y llamadas de familiares y amigos de lo usual.La actitud protectora en busca de no hacer daño con las malas noticias, la verdad de la enfermedad, el diagnostico y el pronóstico, puede ser un castillo de naipes, que como cuidadores construimos, pero que el medio que rodea al paciente con todas la situaciones relatadas anteriormente lo puede derrumbar y es más sano tranquilizar en la angustia y la tristeza por la mala noticia, que en la rabia, la decepción y la tristeza por la gran mentira en torno a la enfermedad.
No olvidemos que no solo estamos evitando no dañar con las malas noticias, también estamos impidiendo que nuestro ser querido pueda resolver sus asuntos pendientes con buen tiempo, pues no es igual que yo sepa que tengo un cáncer o cualquier enfermedad incurable y estoy con fuerzas, independencia y autonomía para resolver, delegar, entregar y despedirme, que cuando me doy cuenta de la mentira porque estoy postrado en una cama y la enfermedad que era una bobada, termino siendo una enfermedad grave que mi familia me oculto por protegerme del dolor y ya no tengo ni tiempo ni fuerzas para resolver mis asuntos pendiente.
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Juan David Osorio G.
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